martes, 27 de noviembre de 2007

Diego Maradona, dos momentos, una misma vida


1973. Una de las primeras fotos de Diego en acción, a los 13 años jugando para los legendarios Cebollitas, llevado de la mano protectora de su segundo padre, ese hombre sabio y de bien llamado Francis Cornejo. La supuesta adolescente “seriedad” y “responsabilidad” de aquellos campeonatos Evita, pero igual todo el intenso placer lúdico de los picados de su niñez en los potreros de Fiorito, en la expresiva lengua afuera del Pelusa. El apoyo en las puntas del pie, la pierna derecha arriba amenazante del rival... que se queda solo en eso. Toda la poesía corporal ya del perfecto gesto técnico llamado “sombrero”.



23 años después...de todo, de la fama mundial, del dinero, del poder, de la gloria. Su última jugada-gol. Mucha vida ya había pasado con sus marcas. Físicas y de las otras. La experiencia se llevó mucha potencia y gran parte del explosivo pique corto. Tal vez en algún rincón, adicciones o vicios mas o menos como los que todos tenemos, se cobraron también algunos reflejos, dejando a cambio algunos kilos de más. Los años trajeron, con su carga de alegrías y tristezas, al hombre. Pero NO SE LLEVARON AL CHICO. La esencia del Pelusa seguía allí. La lengua afuera, las puntas de pie, el placer lúdico de aquellos juegos del potrero continuaba todo ahí. Acaso la mejor explicación del porque de la gloria... ya eterna. Como al potrero nadie jamás se lo podrá quitar.